domingo, 14 de noviembre de 2010

PEÑON DE ALGAMITAS

Subida al Peñón de Algámitas
El pasado sábado 23 de octubre realizamos una nueva salida en la asociación A.N.D.O. En esta ocasión nos dirigimos a la zona sureste de la provincia de Sevilla, concretamente al Peñón de Algámitas.
Estacionamos el microbús en el camping del mismo nombre y comenzamos la ascensión sobre las diez de la mañana.
El sendero comenzó discurriendo en un entorno de bosque mediterráneo, con abundante vegetación. Con alguna que otra subida considerable, el camino continuó bordeando el Peñón para culminar ascendiéndolo por su cara norte, entre hermosas vistas y curiosas cabras, que nos vigilaban suspicaces y algo temerosas. Ya en la cima, procedimos a realizar un alto en el camino y reponer fuerzas, compartiendo piezas de fruta y tragos de agua.
Tras las fotos y los estiramientos de rigor, comenzamos el descenso, a la par breve e intenso. Breve porque cogimos el camino más corto y completamos los 360º del Peñón. E intenso porque las bajadas eran como los toboganes de Isla Mágica. De hecho, más de uno y de dos rebozaron sus posaderas en la ladera del peñón.
La ruta, en principio de dificultad media, se tornó media-alta en el camino de regreso, especialmente en los últimos metros, ya que tuvimos que realizar un duro trabajo de ayuda humanitaria. Rescatamos a Amparo, sudamericana afincada en Granada, a la que encontramos desplomada en el suelo con un tobillo derecho seriamente dañado. El marido, Juan, vio el cielo abierto cuando aparecimos aproximándonos por el sendero. Exceptuando Mª Cruz, cascarón de huevo (más por sus hernias discales que por su condición de fémina), surgieron como de la nada ocho robustos ejemplares de senderistas experimentados que, a pesar de encontrarse al final de la ruta y con gran cansancio acumulado, no dudaron en socorrer a Amparo.
A pesar de las quejas y de la resistencia de ésta, lograron finalizar con éxito el rescate, no sin algunas complicaciones, derivadas fundamentalmente de lo complexión robusta de la accidentada. Gracias a la rápida actuación de Jose Mª, quien no dudó en correr al camping a por una silla para que la accidentada se desplazara con más comodidad, toda la aventura culminó con final feliz y, suponemos, con Amparo escayolada. Moraleja: Amparo, no te metas en camisa de once varas…
Os emplazamos, pues, para la próxima actividad, esperando que sea una ruta un poco más tranquila y menos accidentada.


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